martes, 24 de septiembre de 2013

Capítulo 2: Junior y Jezabel

CAPÍTULO II
La realidad
“La realidad es una alucinación causada por la falta de alcohol”
Anónimo.

De todos los ruidos que contenía su sueño, finalmente fue el sonido producido por el descorchamiento de la botella de champán el que provocó que Edward Harper Junior se despertara. Y sobresaltado además.
Incluso podía añadirse el adjetivo desubicado a la forma y manera en que lo hizo porque, incluso medio dormido palpó las sábanas y la almohada de la cama donde se hallaba para asegurarse de que se encontraba en la suya y propia y no en catre extraño, pues eso significaría que había vuelto a las andadas.
Tanto las sábanas, la almohada, como la cama en sí parecían ser las suyas propias (por una vez, el hecho de que hubieran sido hechas especialmente para él en sus circunstancias se había convertido en una ventaja) por lo que, de momento, todo iba bien.
Superada la pequeña crisis de ansiedad, las respiraciones y los latidos del corazón se relajaron y alcanzaron visos de normalidad. Solo entonces bostezó mientras se desperezaba antes de rebuznar como un burro y frotarse los ojos, puesto que ya se había desvelado.
Entonces se dio cuenta de que estaba empapado en sudor.
-          ¡Puag! – exclamó sintiendo asco de sí mismo mientras de limpiaba el dorso y la palma de la mano con la misma sábana que hasta ese momento le había arropado. – Joder – protestó enfatizando la pronunciación de las dos palabras que componían la palabra.
De todas palabras que componían su extenso vocabulario, no había otra como esa palabrota que mejor expresase el estado de ánimo en el que se encontraba en ese momento preciso en sus dos vertientes.
Joder por la ingente cantidad de sudor que manaba de su cuerpo desde hacía seis meses más o menos; coincidiendo justo con el momento exacto en que había tomado la decisión de no volver a probar el alcohol. Cantidad que, sin exagerar era de al menos cinco veces más de la cantidad de líquidos que bebía a lo largo del día y que no atinaba a encontrar una explicación razonable o una similitud en alguna de las situaciones cotidianas que solían acontecer en su vida.
Lo más parecido que había hallado se daba en aquellas mujeres maduras que habían dejado de sangrar y utilizar los paños una vez al mes y que a veces, sin venir a cuento sentían una calor inexplicable y comenzaban a sudar como si una ola de calor se estuviese produciendo en el salón o habitáculo donde se encontrasen en ese momento. Sin embargo, él era un hombre y, obviamente nunca se había puesto paños debido a su sangrado mensual por lo que eso no podía aplicarse en su caso.
¿A qué podía deberse entonces?
Si la causa de esos golpes de calor repentinos y ataques de sudoración era que llevaba el pelo más largo y sin seguir los cánones de moda en lo que a dictámenes de longitud masculina iba listo porque no pensaba cortárselo para ser igual que el resto. Aunque pensándolo bien, ese tampoco podía ser el motivo ya que dormía con una especie de taparrabos que Andrew le había regalado y que era muy similar a los que él utilizaba cuando pintaba y con el pelo completamente recogido y envuelto en una toalla.
Y ni siquiera era una toalla como las que se utilizaban para secarse el cuerpo o el cabello; más bien era un pedazo grande de tela de paño que le mantenían la frente y el cuello despejados para dormir; al contrario que el resto del día.
Sabía muy bien del aspecto de enfermo terminal y moribunda que le confería su actual atuendo a la hora de dormir combinado con su espectacular y apropiado físico y que se resumía de la siguiente manera: tener la cabeza tapada con el paño sumado a su color ya de por sí blanquecino de piel y acompañado de las ojeras que le provocaban no dormir demasiado bien recientemente. Nunca pensó que su nueva manera de dormir (obligado por las circunstancias, todo sea dicho) fuera a traerle problemas.
Se equivocaba.
Pronto descubrió las ventajas y desventajas de vivir todos juntos como una familia buena avenida. En su defensa debía decir que él no tenía la culpa de estar desacostumbrado a permanecer en casa y estar acostado a horas normales. Llevaría un tiempo para que su cuerpo se acostumbrase a esa rutina y mientras esto sucedía, caminaba por los pasillos de su casa cual alma errante por el purgatorio para provocar que su cuerpo se cansase y que por fin el suelo hiciese acto de presencia.
Lo único que podía reprochársele en su comportamiento de casi insomnio era que no llevase consigo una luz que le iluminase. El motivo por el cual no la llevaba era que la creía del todo innecesaria pues se había aprendido y memorizado el razado simple y sencillo de la nueva casa familiar de los Harper situada a las afueras de Londres; más concretamente en el municipio de Kensington. Sin embargo, pronto el foco de luz se reveló como necesario, si bien no para él, sí para ayudar al resto de sus compañeros de vivienda a que lo vieran. A tal conclusión llegó cuando provocó al menos dos amagos de infarto a Thon y el mismo número de sustos de muerte a su hermano Henry. La diferencia entre uno y otro era que el segundo sí que se defendía de manera inmediata y no de manera precisamente indolora.
Se ganó varias reprimendas por este comportamiento que de inmediato le recordaron a sus tiempos de más tierna infancia, pero no le importó lo más mínimo porque era por “obligación” y esta vez tenía al médico de la familia de su parte. Por otra parte, ese estrambótico aspecto a la hora de irse a dormir y que tan duramente habían criticado casi todos se reveló como bastante útil una noche en que uno de sus revoltosos sobrinos le vio caminar por los pasillos y, literalmente se hizo pis encima. Los mayores cayeron en la cuenta de lo beneficioso que podría ser su insomnio para su propio descanso nocturno y, desde ese momento él, Edward Harper Junior había encontrado la forma de serle útil a su familia: se había convertido en el nuevo ser monstruoso y la nueva presencia fantasmal de la casa Harper que causaba pavor y aterraba a los niños del hogar; sirviendo además de excusa y motivación para que a estos se les quitasen las ganas de jugar por las noches y correteasen por los pasillos a horas intempestivas.
Por otra parte, joder de nuevo porque cuando tomó la decisión de dejar de beber y se la comunicó a sus familiares, además de ganarse la admiración y el respeto público de todos ellos, alguno podía haberle comunicado las secuelas físicas que ello acarreaba y conllevaba. Y cuando decía alguno se refería de forma única, exclusiva y específica a su hermano mayor Henry; el médico de la familia y en consecuencia, suyo también. Al resto podía perdonarle su desconocimiento e ignorancia de los síntomas (aunque quizás no a su cuñada Callíope la quiromántica, quien pudo leérselo en la línea de su salud) pero a Henry no.
Desde luego que no.
Debería haberle dicho también de los dolores de cabeza; mucho más dolorosos  y duraderos que los de sus resacas de antaño y los ataques de sudoración repentinos que sufriría (y que eran los causantes de la completa renovación de su ropa de cama así como de sus prendas de vestir por unas mucho más veraniegas; con el consecuente desembolso económico que le acompañaban). Ahora que se enteraría.
Claro que se lo iba a hacer saber. Y de forma muy dolorosa además: le derrotaría de forma pública y humillante en una guerra de cosquillas (un combate no era la mejor de las opciones frente a un campeón de boxeo retirado). Su victoria sería tan épica y evidente que se le quitarían las ganas de volver a omitirle información relacionada con un diagnóstico médico.
La segunda opción en la que joder era la palabra adecuada era la del propio motivo que le había despertado: el propio sueño. O mejor dicho, en la temática del propio sueño.
Para empezar, lo más extraño de todo era que él ni se soñaba ni recordar sus sueños. O más bien, no solía recordarlo porque desde hacía dos semanas tenía vívidos sueños en los cuales él siempre era el protagonista, sucedía lo mismo y se despertaba siempre en el mismo momento; ni antes ni después, justo cuando descorchaba la botella de champán con los dientes.
Lo que le molestaba sobremanera eran no las lagunas, sino los borrones que se producían durante el mismo y que siempre se relacionaban y giraban en torno a la persona de la que era su esposa, de la cual no recordaba la cara con exactitud y ni tan siquiera el nombre.
Para cuestiones esotéricas y/o medianamente relacionadas con la magia acudió de inmediato a su cuñada Callíope; la misma que le vaticinó que ya había encontrado al amor de su vida al leerle las líneas de las manos, creyendo que ella tendría una respuesta o una explicación a esto de forma más o menos misteriosa o concluyente.
Se equivocaba en esta ocasión porque pese a que los intérpretes de sueños habían existido desde la Antigüedad (bastaba un vistazo al Antiguo Testamento para darse cuenta de ello) aún nadie había emprendido la tarea de compilar los posibles significados que un sueño podía contener y al parecer, debían tenerse en cuenta también los numerosos matices ocultos que éste podía contener en su interior para atinar y dar en el clavo del significado más acertado.
En resumen, mucha palabrería barata (propia de videntes por otra parte) para venir a decirle que no podía ayudarle en esta situación. Pero Edward Harper no era de los que se rendían fácilmente ante las adversidades en la vida. Y esta ocasión no iba a ser para nada diferente a las demás: no iba a ser él el encargado de crear la gran enciclopedia de los sueños pero sí que iba a desentrañar el significado o significados ocultos de su sueño.
¿Cómo?
A base de repeticiones.
En eso su mente estuvo bastante colaborativa al proporcionarle noche tras noche varias veces el mismo sueño durante dos semanas, de tal forma que, con la excepción de la novia, se lo había aprendido de memoria y ya había podido vislumbrar dos significados que no podían ser más opuestos y diferentes entre sí.
1.      El primer significado estaba muy relacionado con lo que Christina Thousand Eyes planteó en su artículo monográfico acerca de su persona y no era otro que su subconsciente le estaba ordenando que se pusiera raudo y veloz a cumplir con su destino y encontrase una buena mujer con la que contraer nupcias para así poner punto y final a su hasta ahora improcedente comportamiento.
Esta primera posibilidad cobraba mucho más significado si se explicaban las circunstancias que le acompañaban  y que no eran otras que una promesa realizada a su padre antes de que éste falleciese. Y dado que ya había iniciado el cumplimiento de una, no vio por qué no podía realizar otra con tal de hacerlo feliz aunque ya no estuviera de manera corpórea para verlo.
Desde ese momento se puso serio y comenzó la difícil tarea de iniciar la búsqueda de la esposa más adecuada para él y sabía que el primer paso para ello era anunciarlo públicamente.
En ese sentido Christina se equivocaba y erraba al atribuirle un número incorrecto y erróneo de expresiones y manifestaciones públicas con este determinado fin. No habían sido ni muchas ni numerosas las ocasiones en que había tratado este tema. De hecho, solo había sido una, durante la celebración de la fiesta del séptimo aniversario de su hermana Rosamund; la primera de los Harper en casarse y lo hizo guiado por el amor que flotaba en el aire mágico de ese salón y con unas ganas tremendas de beberse una copa cuyo contenido tuviese una mínima parte de alcohol.
Y hablando de alcohol… eso le llevaba directamente al segundo posible significado de su sueño repetido.
2.      Un segundo significado que no era tan evidente como el primero pero del cual se había dado cuenta al observar la coincidencia del momento exacto en el que se despertaba; justo tras descorchar la botella de champán.
Botella. Champán. Alcohol.
Ergo, el mensaje subliminal que su mente le estaba enviando con ese sueño era que deseaba y ansiaba con desesperación que volviese a provocar que se evadiera con la ingesta de alcohol sin conciencia ni medida concreta.
Lamentablemente no podía satisfacer sus propios deseos pues había hecho una promesa seis meses atrás anunciando en que dejaría el alcohol e iniciaría una nueva vida completamente sana. Y como hombre de palabra que era, cumpliría su promesa consigo mismo y con los demás.
Las palabras eran una cosa y los pensamientos y actos eran otros que además, no solían casarse entre ellos y por eso, ahora mismo y en ese preciso momento su mente clamaba y le estaba ordenando con voces en tono militar que se bebiese una copa. No importaba la clase de alcohol que fuese, sólo que tuviese alcohol.
Su instinto le decía que había un buen motivo por el cual sentía esa imperiosa necesidad de ingesta de alcohol. Decidido, agarró el reloj de su mesita de noche y comprobó la hora.
Efectivamente.
Su instinto no se había vuelto a equivocar.
Exactamente eran las doce y media de la noche; justo la hora en la que en si hubiese sido un hombre indecente e improcedente estaría tomándose la primera copa de la noche en alguna de las exclusivas fiestas (entendiéndose exclusiva en este caso como un sinónimo de rasgo definitorio de una persona de mala y más que dudosa reputación) de las que solía ser invitado habitual. Ahora en cambio que se había convertido en la decencia personificada eran las doce y media de la noche y hacía ya bastante tiempo que se había ido a dormir.
“Para lo que has quedado” se dijo mentalmente, burlándose de lo patética que era su situación actual comparada con sus años dorados pasados.
Edward levantó la vista del suelo deseando que el haber escuchado de manera tan clara y nítida esa voz no significase nada pero…se equivocaba.
No era solo una impresión o sensación suya.
Ahí sentado, justo frente a él, se encontraba su demonio personal; quien en este caso y para mayor ironía tenía su mismo aspecto. Eso sí, con una imagen deformada fruto de la ingesta de alcohol.
Mucho había tardado en aparecer.
Edward lo esperaba desde el momento en que abrió los ojos del sueño.
“Otras de las “ventajas” de haber dejado el alcohol: las alucinaciones” pensó con ironía. “No sé cómo me he podido olvidar de ellas” añadió.
-          Eso tiene fácil solución – le dijo su proyección de sí mismo mientras se cruzaba de piernas y daba un breve sorbo al vaso que tenía en las manos. Vaso que no hizo falta que mirase muy bien para conocer de inmediato el tipo de alcohol que contenía: whisky.
Su alucinación de esta noche era tan vívida y real que incluso había olido el licor. Cerró los ojos para imaginar cómo sabría y lo que bien que se sentiría si ese mismo alcohol que la parte diabólica de su mente le estaba mostrando fuese real y en ese momento se estuviese deslizando y abrasando lentamente su garganta y parte de su esófago hasta llegar finalmente a su estómago y su cerebro.
-          ¿Por qué imaginártelo cuando puedes beberlo de verdad? – le preguntó con sonrisa de satisfacción y cierto deje de reto en su tono de voz, interrumpiendo su idílica y alcohólica escena y causando que le mirase con furia. – Vamos tonto – añadió, ensanchando su sonrisa.
-          No – respondió con firmeza.
-          Pero… ¿quién iba a enterarse? – le preguntó. Y añadió con inocencia, antes de mirar a su alrededor: - Aquí solo estamos tú y yo -.
-          No – repitió el Edward real quien suspiró, pues se estaba hartando de sí mismo.
-          Te juro por Dios que no diré una sola palabra – aseguró su parlanchina alucinación llevándose la mano al pecho; justo de la misma manera en que él lo hacía y con el mismo gesto de solemnidad que él ponía expresamente para ese tipo de juramentos (que solían ser falsos en la inmensa mayoría de los casos). Mismos gestos y acciones pero no era él realmente. – Vamos a llegar a un acuerdo – añadió, inclinándose hacia delante para que él lo oyese con más claridad.  – Una copita de alcohol – explicó. – Solo una copita pequeña de alcohol – rogó realizando exactamente con los dedos la medida de un vaso de chupito.
“Jodida alucinación” maldijo Edward entre dientes. “Es inteligente” añadió.
-          Una pequeña y te prometo que te dejaré en paz – insistió su alucinación sabiendo que la fortaleza y resistencia de Edward se estaba resuqebrajando por momentos.
“Seguro” pensó Edward con ironía.
-          ¿Sabes que en el despacho de Thon hay una parte del mueble principal que utiliza para guardar las bebidas? – le preguntó, sorprendiéndose a sí mismo; pues desconocía esta información y causando a su vez que su alucinación sonriese con maldad.  – El despacho de Thon – repitió. – Solo tienes que caminar diez pasos y descender las escaleras para poder beber –  dijo, enfatizando en la distancia y pasos que debía dar. – Es una distancia que yo recorrería – opinó, ganándose una mirada cargada de furia de sí mismo. - ¡Pero si ni siquiera se dará cuenta! – exclamó, estallando por fin.
-          ¿Es que no entiendes el significado de una negativa repetida varias veces? – le preguntó a su alucinación, nuevamente cargado de ironía.
-          Cobarde – respondió su alucinación bebiendo nuevamente de su copa ficticia para crear y despertar nuevamente las ganas y el deseo de beber en el Edward real.
-          No – dijo Edward por tercera vez, aunque con mucho menos fuerza de voluntad y rotundidad que las dos anteriores.
-          ¿Qué pasa Júnior? – le preguntó para llamar su atención. - ¿Es que no eres lo suficiente hombre como para beber? – añadió, con tono burlón y despectivo hacia sí mismo. - ¿Es que prefieres que sean los traumas de las guerra los que te roben el sueño? – terminó preguntándoselo con dureza y exigiendo una respuesta inmediata.
-          Fuera – gruñó.
-          ¿Cómo? – preguntó su alucinación poniéndose en pie. - ¿Qué has dicho? – añadió, acercándose a él con gesto ofendido.
-          He dicho que te marches – respondió. – Ahora – añadió, por si le había quedado alguna duda. - ¡Largo! – exclamó elevando el tono de voz. - ¡Joder! – gritó finalmente mientras se ponía en pie para encararse consigo mismo y apretaba los puños tanto, que las uñas y los nudillos estaban comenzando a dolerle.
En esa posición y tras cerciorarse de que su alucinación había desaparecido (aunque solo momentáneamente porque volvería para seguir dando por culo) pensó que las niñeras creerían que estaba loco al escucharle dar voces. No se equivocarían mucho porque su cabeza no estaba muy bien desde que dejó el alcohol. Buena prueba de ellos eran las alucinaciones que tenía de sí mismo y sus desdoblamientos de personalidad en ángel y demonio.
Gotas de sudor perlaron el perfil de su rostro y acabaron por caer al suelo, revelando lo exhausto que le había dejado el luchar y pelear contra sí mismo. Exhausto y enfadado porque continuaba respirando con dificultad mientras su pecho subía y bajaba a una velocidad mucho más rápida a la que lo hacía normalmente y continuaba con los puños apretados para reprimir sus intensas ganas de golpear a alguien.
¡Ah sí! Y deseoso de probar el alcohol; mucho más ahora que su alter ego imaginario y diabólico le había informado del arsenal de alcohol que su hermano tenía en casa y cuya mente, a la que no hacía mucha falta que animaran en esos temas, había comenzado a imaginar los diferentes licores y la diversidad de tipologías de botellas y contenedores líquidos que el bar de Anthony podría albergar.
Acto seguido, desechó esa línea de peligrosos pensamientos y sacudió la cabeza para hacerlos desaparecer totalmente porque si seguía y continuaba por ese camino, su demonio personal vencería y reaparecería con más fuerza que antes; con todo lo que le había costado que se marchase. Y lo menos que quería era eso ya que no estaba preparado mentalmente para un nuevo enfrentamiento contra sí mismo.
Esperaba que lo que su alucinación le había dicho no fuera más que una invención para hacer mella a su ya de por sí escasa resistencia porque si lo que había dicho era cierto y Thon poseía algún tipo de licor en su despacho iba a tener que hablar muy seriamente con él y pedirle que se deshiciera de él o los escondiera mucho mejor porque aún no tenía la suficiente fuerza de voluntad como para hacer frente a una tentación tan grande como esa teniéndola tan alcance de la mano.
¡Joder!
Su alucinación había despertado su curiosidad dormida (ya que él no era para nada cotilla) y ahora lo que más deseaba era ir al despacho de Thon para comprobar y dar con las botellas de alcohol.
¡Joder!

Quería una copa.

¡Joder!

No tenía a nadie a quien contárselo y con quien desahogarse o pedir ayuda para este tema.

Bien, esa última frase no era completamente cierta; sí que tenía a alguien a quien recurrir en estos casos. Un alguien que nuevamente era su hermano Henry; quien se había ofrecido voluntario para ayudarle a sobrellevar mejor su alcoholismo.

El problema para él era que esa noche tanto Henry como el resto de su familia no se encontraban en casa porque toda la familia había  decidido asistir al baile que los Cane ofrecían.
Le habían pedido que les acompañase pero a él no le había quedado de otra que declinar; precisamente por su falta de preparación mental ante el hecho de encontrarse con ingentes cantidades de alcohol que poder beber sin restricciones porque el acto de beber oporto u otros licores formaban parte del protocolo oficial masculino en todos los eventos.
No.
No podía ir a ningún acto social que tuviese e incluyese al alcohol (aunque solo fuera una mínima parte) dentro del programa de actos a realizar.
Edward era perfectamente consciente de que con este comportamiento antisocial sus posibilidades de encontrar una esposa se reducían hasta el mínimo posible pero…debía establecer prioridades. Y su prioridad ahora era curarse por completo. Ya habría tiempo para buscar una esposa y si no, sería el tío solterón y cascarrabias al que todos sus sobrinos tendrían que cuidar de viejo como pago a las veces en que él haría lo propio mientras fueran pequeños.
No tenía nadie a quien recurrir entonces.
¿No tenía a nadie?
Eso era tampoco del todo cierto.
Sí que tenía a alguien a quien ir a contarle sus problemas, pensamientos y reflexiones y estaba seguro de que a él no le importarían las horas que fuesen para que le visitara porque nunca protestaba por nada y tenía una paciencia con él. Pero es más, incluso fue él quien se lo propuso, por lo que…
No había más que pensar ni más tiempo que perder con sus devaneos dubitativos
Ya sabía exactamente adónde tenía que dirigirse.

Y allí se dirigió presto y veloz.

4 comentarios:

  1. bueno bueno bueno como viene siendo costumbre y ritual en mi persona he de decirte que: ERES UNA MALA MALISIMA MALEVOLA MALEFICA MALVADA MALEFICIENTE BRUJA MALOTA Y QUE TU RETORCIDA PERVERSIDAD MALEFICIENTE NO TIENE LÍMITE ALGUNO MALISIMA PERSONA MALVADA MALOTA PORQUE SIEMPRE ME DEJAS A MEDIAS CON LOS CAPIS Y ME TIENES COMO LAS 1001 NOCHES XQ NO ME PUBLICAS MAS CAPIS PUES MI GUSI GUSI SE SUBE POR LAS PAREDES

    PERO... VAYAMOS POR PARTES:

    -INTERESANTE INICIO DE CAPI CON EL DESPERTAR AL DESCORCHAR LAS BOTELLAS MUY INTERESANTE JIJI COMO INTERESANTE ME PARECE LA FORMA DE DORMIR QUE ESTO SI QUE LO VOY A COMENTAR POR PARTES
    -1.1: JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ME MEO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ LO VISUALIZO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ
    -1.2: POBRECILLO MIO LO MAL QUE LO PASA EL POBRE XQ SE ESTA QUITANDO DE LA BEBIDA PERO QUE COMICO COMO DUERME ES Q LO VISUALIZO Y NO SE SI EMPEZAR A BABEAR O REIRME POR EL CACHARRO DE LA CABEZA XQ VAYA TELA LAS PINTAS
    -1.3: NORMAL QUE LOS CRIOS Y THON THON SE ASUSTEN DE VER ASI A ESTE PERSONAJE PORQUE ME LO ENCUENTRO YO ASI Y ME LLEVAIS AL CEMENTERIO DE CABEZA JAJAJ PERO ME MOLA ESO QUE SEA EL FANTASMA FAMILIAR ME MEO JAJAJAJAJ
    -1.4: PORQUE ME RECUERDA EL ESTADO FISICO DE JUNIOR AL ESTADO FISICO DE CHRISTIAN BALE EN EL MAQUINISTA ES Q LO HE VISUALIZADO DE ESA GUISA NO SE XQ XD
    -INTERESANTE PORQUE USA EL JODER YO NO LO HABRIA EXPLICADO MEJOR ADEMAS DE SER POR LO QUE VEO LA PALABROTA FAVORITA DE AQUI EL SEÑOR ME MEO JIJIJ
    -BASICO Y PRINCIPAL QUE OJIPLATICA ME HA DEJADO XD ME MEO CON EL MOMENTAZO GOLLUM SMEAGOL QUE HA TENIDO POR LAS ALUCINACIONES PROVOCADAS POR EL DEJAR EL ALCOHOL ME PARTO ME MEO EN CUALQUIER MOMENTO PENSABA QUE IBA A LEER EL MITICO MI TESORO EL VINO A MI PORQUE LO HE VISUALIZADO JAJA
    -O.O O.O O TRADUCIDO A OJIPLATISMO QUE THON THON TENGA ALCOHOL GUARDADO SI EL NO ES DE ESOS DERROTEROS INTERESANTE DESCUBRIMIENTO

    Y... LO MAS FUERTE DE TODO... A QUIEN VA A VER JUNIOR AL FINAL DEL CAPI QUE LA MANDIBULA NO SE ME HA PODIDO CAER MAS AL SUELO Y LOS OJOS YA DESORBITADOS POR CONOCER LA IDENTIDAD DE LA PERSONA/COSA/ANIMAL QUE VA A VER QUE QUIERO SABERLO YAA DE YA DE YAAAAAA PERO YAAAAA MALOTA QUE ME DEJASTE A MEDIAS CON ESO JUM
    AUNQUE NO SE PORQUE ME DA Q A QUIEN VA A VER ES A UN LORO QUE TIENE SI ES ASI ME VOY A PARTIR DE RISA DE LO LINDO JAJAJAJAJAJ

    CONCLUSION PON MAS MALVADA MALOTA QUE ME DEJAS A MEDIAS QUE QUIERO SABER QUE MAS PASA

    HE DICHO

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    1. Obviamente, no duerme así porque quiere: son las circunstancias y sus sofocos los que le piden y/o más bien exigen que duerma de esa manera; paño incluido.
      Yo también creo que es cómica y también me asustaría si lo viera por los pasillos.
      Thon no bebe habitualmente, tiene ahí el alcohol porque ahora es el marqués de Harper y beber es un acto de socialización con sus invitados masculinos. De ahí su presencia e inclusión.
      Hombre, Junior no está tan delgado como Christian Bale en el maquinista; quizás algo más blanco solo...
      ¿No has escuchado la frase que dice que a veces que tu peor enemigo eres tu mismo? ese es el matiz que quería darle...nada del señor de los Anillos...
      Y te doy un pequeño adelanto: va a ver a una persona. De momento aquí los animales no tienen ningún tipo de protagonismo...
      De momento.

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  2. por favor dime que tiene un encuentro de lo mas interesante con el conejo/perro guardian de zhetta¿?¿?¿?¿?¿ dime que siiiiii xq entonces yaa juerga fiesta despiporre cachondeo jajaja xD

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  3. Primero.... pobre hombre que sindrome de abstinencia más grave que tiene!!! Luego... mira que acordarse de que se ha casado... si que era gorda la que llevaba!!!
    Mmmmm...... no quiero decir esto, pero.... Smeeeeeeeeeegoooooooollllll!!!!! XDXD Tia, estaba leyendo y no había pensado en éso hasta que le leído esto y he pensado en Gollum!! XDXD

    "Fuera – gruñó.
    - ¿Cómo? – preguntó su alucinación poniéndose en pie. - ¿Qué has dicho? – añadió, acercándose a él con gesto ofendido.
    - He dicho que te marches – respondió. – Ahora – añadió, por si le había quedado alguna duda. - ¡Largo! – exclamó elevando el tono de voz. - ¡Joder! – gritó finalmente mientras se ponía en pie para encararse consigo mismo y apretaba los puños tanto, que las uñas y los nudillos estaban comenzando a dolerle"
    Ah!!! No sé porque pero con tu explicación del taparrabos me lo he imaginado en plan Tarzán de la Selva XDXD Sigo leyendo, creo que ya he dicho todo lo que quería de este trozo... XDXD

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